![]() |
| Masabumi Hosono - Fuente |
Todos hemos oído hablar de la tragedia del transatlántico Titanic, ocurrida en la noche entre el 14 y el 15 de abril de 1912. Puesto en marcha el 10 de abril, durante su viaje inaugural entre Southampton y Nueva York, chocó (precisamente a las 11:40 el 14 de abril) con un iceberg: tras una agonía de más de 2 horas y media, se hundió. De los 2.223 pasajeros a bordo, incluidos los miembros de la tripulación, 1.518 personas encontraron la muerte en el trágico naufragio.
Entre los sobrevivientes había un japonés, el único a bordo del trasatlántico: Masabumi Hosono.
Hosono era un empleado público al servicio del Ministerio de Transporte; tenía 40 años cuando, en 1910, fue enviado a Rusia con el encargo de estudiar su sistema ferroviario. Dos años más tarde, en su camino de regreso a su país, llegó a Inglaterra; en Southampton, subió sobre el nuevo transatlántico Titanic, con un billete de segunda clase, para llegar a Nueva York: era abril de 1912.
En la noche del 14 de abril, fue repentinamente despertado por un miembro de la tripulación: el barco había chocado con un iceberg y debía abandonarlo de inmediato. Al no ser un viajero de primera clase, se le ordenó no ir a cubierta, donde la evacuación ya había comenzado. Debido a la confusión que reinaba en el barco, Hosono fue capaz de llegar al puente, donde vio todo el horror de la situación: el lanzamiento de bengalas y los botes salvavidas, los cuales uno tras otro, eran bajados al mar. Se encontraba cerca del bote número 10 cuando el responsable, el marinero Edward Buley, anunció que aún había dos asientos en el barco.
Hosono, una vez en cubierta, al darse cuenta de la tragedia del momento, fue capturado por un torbellino de sensaciones. Inicialmente, su pensamiento fue el de comportarse con honor, lo que haría un samurái japonés en situaciones similares, habría seguido el destino de la nave, pero luego llegó la desesperación pensando que no volvería a ver a su esposa e hijos. Fue este segundo pensamiento el que salvó su vida: el honor había dado paso al amor por su familia.
En situaciones críticas, en las que existía la posibilidad de salvar vidas humanas, la norma de conducta establecía que debían ponerse a salvo antes las mujeres y los niños. Era una norma que, al menos en Occidente, tenía un alto valor moral; pero en Japón no existía y por tanto Hosono no tuvo escrúpulos en saltar sobre al bote siguiendo el ejemplo de otro pasajero que ocupó el otro puesto libre. El marinero Buley estaba, en ese momento, distraído por otras cosas y no se dio cuenta de los que habían subido a la barca: además, la oscuridad y la confusión ayudaron a Masabumi Hosono.
El barco número 10 comenzó a navegar en una situación infernal, entre el barco que se hunde, los gritos de quienes todavía estaban a bordo y el llanto y los lamentos de los niños. A las 8 de la mañana del 15 de abril, el barco fue recuperado por el RMS Carpathia, Hosono finalmente estaba a salvo. Después de ayudar a los sobrevivientes, el Carpathia viajó rumbo hacia Nueva York donde llegó el 18 de abril.
Durante el viaje a los Estados Unidos, Hosono escribió una carta a su esposa, y un relato de su aventura: es el único documento de este tipo escrito en papel con membrete del desafortunado transatlántico.
Una vez llegado a Nueva York, Hosono se acercó a las oficinas de la Mitsui donde algunos amigos le ayudaron en su viaje de regreso. Todavía estaba en Estados Unidos cuando los periódicos estadounidenses conocieron su historia, la publicaron con críticas a su comportamiento donde con ironías le llamaron "El afortunado chico japonés".
Por supuesto, la culpa que se le atribuía a Hosono, fue la de no haber respetado la norma de que, en el rescate, era necesario dar prioridad a las mujeres y niños; como ejemplo fue presentada la historia de Benjamin Guggenheim que prefirió ahogarse, en lugar de tomar asiento en el bote salvavidas y quitar el puesto a una mujer.
Además, las relaciones entre Estados Unidos y Japón no eran ciertamente idílicas; existía, por parte de los americanos, una cierta intolerancia racial contra los "amarillos" cuya naciente potencia militar comenzaba a amenazar los intereses estadounidenses en Asia Oriental. Cualquier noticia que podría ridiculizar a Japón estaba siendo explotada por los medios de comunicación. Alimentando la aversión hacia Hosono, llegó también la audiencia de Edward Buley ante la comisión del Senado: Buley, probablemente para ocultar su propia negligencia, dijo que Masabumi Hosono y otro pasajero, para obtener acceso al bote salvavidas 10, se disfrazaron con ropa de mujer.
Hosono regresa a Japón, donde inicialmente fue bien recibido en el hogar; los medios de comunicación lo entrevistaron y se concentraron en el conmovedor reencuentro entre el sobreviviente del naufragio del Titanic y su familia. Pero pronto comenzaron las críticas, las acusaciones de cobardía y las amenazas. Eran dos las acusaciones que se dirigían a Hosono: subir al bote salvavidas, en lugar de una mujer o un niño, y no haber escogido una muerte honorable, siguiendo el destino de la nave.
Hosono perdió su trabajo en el Ministerio de Transporte, recibió muchas cartas amenazadoras, otras cartas invitándolo a suicidarse, en los textos escolares, era mencionado como un ejemplo negativo. "Cobarde" era el epíteto que más y más a menudo se leía en los periódicos. Sin embargo Hosono se negó siempre a abordar públicamente el tema. Fue víctima de un ostracismo social.
Con el pasar de los años, la historia cayó en el olvido y los periódicos se olvidaron de Hosono. Después del terrible terremoto de 1923, el Ministerio de Transporte tenía la necesidad de reconstruir el sistema de transporte de Kanto que fue completamente destruido; por tanto Masabumi Hosono fue readmitido en su trabajo que mantuvo hasta su muerte, ocurrida de forma natural, el 14 de marzo de 1939.
En las siguientes décadas la historia del japonés que se salvó del naufragio del Titanic fue olvidada, pero permaneció un estigma sobre la familia y los descendientes de Masabumi Hosono. El nieto, Haruomi Hosono, célebre músico e integrante del famoso grupo Yellow Magic Orchestra, a menudo ha luchado para rehabilitar la memoria de su abuelo.
En 1997 llegó la famosa película "Titanic" de James Cameron, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. La película ganó 11 Oscar. Tras el éxito de la película, el tema del Titanic volvió a ponerse de moda. Por supuesto, también la historia de Masabumi Hosono fue traída del olvido. Hubieron varios libros y artículos que trataron de explicar el comportamiento del pasajero japonés. La novedad es que, esta vez, junto a las habituales críticas y acusaciones por las supuestas culpas de las que ya hemos hablado, apareció también un cierto intento de rehabilitar la figura de Hosono.
La situación durante el naufragio, era caótica y Hosono, en el poco tiempo que tenía para pensar, hizo lo que era más lógico: intentó por todos los medios salvar su vida. No podemos culparlo por no haber tenido la suficiente sangre fría para poder cumplir con la norma de primero las mujeres y los niños.
